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El caso Petrobras salpica los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro

Estación de servicio de Petrobras

El caso de corrupción de la empresa estatal Petróleos Brasileños (Petrobras) sigue ofreciendo novedades. La Fiscalía investiga posibles sobornos en una línea de metro y un proyecto de renovación urbano, ambos creados para facilitar el acceso a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. El caso de corrupción de la empresa estatal Petróleos Brasileños (Petrobras) sigue ofreciendo novedades. La Fiscalía investiga posibles sobornos en una línea de metro y un proyecto de renovación urbano, ambos creados para facilitar el acceso a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

Según recoge Bloomberg, la constructora Odebrecht sería la que habría realizado estos pagos de 2,5 millones de reales (unos 698.000 dólares estadounidenses) y un millón de reales (27.920 dólares), respectivamente, en el entorno del caso Lavado de Autos.

Las autoridades han asegurado que en el seno de la empresa había un departamento dedicado al soborno y que existen pruebas de muchos de estos pagos. Ya han detenido a varias personas relacionadas con el caso como Marcelo Odebrecht (que cumple una condena de 19 años).

Esta trama también incluye un estadio de fútbol en San Paulo, que fue sede de la apertura del mundial de 2014, un aeropuerto en Goiás y proyectos en Angola y Argentina. El caso Petrobras, que se articula en Lavado de Autos se ha convertido en el mayor escándalo de corrupción en el país latinoamericano.

No solo afecta a empresarios, algunos miembros del Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece la presidenta Dilma Rousseff, también han sido detenidos. Pero, sin lugar, a dudas, el golpe más duro para los brasileños ha sido la implicación del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en el escándalo.

Lula ha sido acusado de blanqueo de capitales y falsedad ideológica por, supuestamente, haber recibido un tríplex como pago de la trama corrupta de Petrobras. La noticia sacudía a la prense internacional, pero sobre todo a la opinión pública brasileña, que ha pasado de tener un gran aprecio tanto a Lula como a Rousseff a tacharlos de enemigos públicos.

Al intento de detención de Lula, se unen los intentos de su sucesora por blindarlo frente a un posible arresto nombrándole ministro de la Casa Civil. El nombramiento solo duró 40 minutos, puesto que hasta dos jueces se tomaron el nombramiento como un intento de alejar al mandatario del radar del juez Sergio Moro.

A Moro, enemigo declarado de Lula, no le ha temblado el pulso a la hora de pedir la detención del fundador del PT. De hecho, antes del nombramiento oficial no dudó a la hora de filtrar una conversación en la que Lula y Rousseff hablaban del cargo. Aún no se ha pronunciado sobre los últimos acontecimientos de esta trama.

El escándalo de corrupción parece no tener fin. No solo ha tocado a otros países, como Perú, sino que ahora se ceba con las esperadas olimpiadas brasileñas, que podrían suponer cierto desahogo para la economía brasileña, que se encuentra en sus horas más bajas.

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