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El Gobierno de Brasil anuncia nuevas medidas económicas en medio de su mayor crisis de credibilidad

Nelson Barbosa, ministro de Finanzas de Brasil

Brasil se enfrenta a una nueva semana decisiva. Si la semana pasada estuvo marcada por el nombramiento frustrado de Luiz Inácio Lula da Silva como ministro de la Casa Civil, esta lo estará por el nuevo paquete de medidas económicas que presentará el ministro de Finanzas, Nelson Barbosa. Brasil se enfrenta a una nueva semana decisiva. Si la semana pasada estuvo marcada por el nombramiento frustrado de Luiz Inácio Lula da Silva como ministro de la Casa Civil, esta lo estará por el nuevo paquete de medidas económicas que presentará el ministro de Finanzas, Nelson Barbosa.

El ministro anunciará a lo largo del día de hoy una inyección de 15 millones de reales (unos cuatro millones de dólares) en la economía durante la segunda mitad de este año, según el diario brasileño Folha.

Hace unos días, recuerda Bloomberg el propio Barbosa reconoció que para conseguir que la economía, que el pasado año cayó un 3,8%, vuelva a crecer primero hay que solucionar la crisis política en la que se encuentra inmerso el que antaño fuera el gigante latinoamericano.

No es para menos, el escándalo de corrupción de la empresa estatal Petróleos Brasileños (Petrobras) ha golpeado tanto a Lula como a la presidente Dilma Rousseff. El primero ha sido señalado como parte de la trama corrupta y la mandataria se encuentra en el ojo del huracán porque la opinión pública da por hecho que ella era conocedora de todo lo que ocurría en la trama corrupta.

Para evitar que su ‘padre político’ fuera detenido (y según unas grabaciones de ambos hablando por teléfono dadas a conocer por el juez del caso Petrobras, Sergio Moro) la mandataria le ofreció la cartera ministerial. Tanto Lula como Rousseff han negado estas acusaciones y han asegurado que el único fin del nombramiento es sacar al país de la crisis que lo asola.

En cualquier caso, Rousseff no tendrá calma, pues tiene que enfrentarse a un juicio político en el Congreso que podría dejarla ‘de patitas en la calle’ y en el cargo de presidente a su hasta ahora vicepresidente Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

De darse luz verde al juicio político en el Congreso, la mandataria debería enfrentarse a un nuevo proceso en el Senado, donde parecía tener más apoyos. Aunque fuentes del PMDB consideran que lo tendría igual de complicado en ambas cámaras.

La presión sobre Rousseff es enorme, las últimas encuestas apuntan a que casi el 70% de la ciudadanía está a favor de que dimita. Mientras, tanto ella como Lula están a la espera de lo que decidan las autoridades sobre el nombramiento del fundador del Partido de los Trabajadores (PT).

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