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El Congreso de Brasil retoma el juicio político contra Rousseff tras el blindaje de Lula

Dilma Rousseff, presidenta de Brasil

El Congreso de Brasil ha decidido retomar el juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff este mismo jueves. El nombramiento de su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva como ministro de la Casa Civil ha hecho saltar todas las alarmas y ha puesto a la oposición alerta. El Congreso de Brasil ha decidido retomar el juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff este mismo jueves. El nombramiento de su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva como ministro de la Casa Civil ha hecho saltar todas las alarmas y ha puesto a la oposición alerta.

Las dudas sobre la financiación de la última campaña electoral de la mandataria y sobre las cuentas públicas de 2014 son las razones en las que fundamenta la oposición el movimiento contra la presidenta. Además de la trama de corrupción de la empresa estatal Petróleos Brasileños (Petrobras), que da fuerza a sus peticiones de destitución.

El reinicio del proceso ocurre menos de 24 horas después de que Rousseff haya nombrado a su predecesor ministro de la Casa Civil, lo que lo convierte en su mano derecha y según los expertos, en quien tomará las decisiones en el Gobierno a partir de ahora.

Luis Esteban González Manrique, periodista de Infotalam ha asegurado en declaraciones a América Económica que el movimiento que ha llevado a cabo la mandataria “es una abdicación”, pues quien manejará el país a partir de ahora será Lula y Dilma quedará en un plano claramente secundario.

Tanto para él como para diversos medios tanto latinoamericanos como del resto del mundo, el nombramiento de Lula no es más que un movimiento para sacar al hasta ahora expresidente de la estela del escándalo de corrupción de Petrobras.

De hecho, al estar aforado, será el Tribunal Supremo el que lo juzgue, lo que llevará sin lugar a dudas más tiempo y podría, hasta cierto tiempo, calmar los ánimos. Porque la impresión que ha dejado su implicación en el caso ha sido muy grande en los brasileños, que el fin de semana pasado se echaron a las calles para mostrar su descontento tanto con la presidenta como el recién nombrado ministro de la Casa Civil. El escándalo de corrupción en Petrobras (que supone el 10% del PIB brasileño) ha supuesto un revulsivo en la sociedad, que no se ha tomado muy bien la elección y se ha vuelto a manifestar de modo espontáneo contra la mismo.

A ello se une que el juez Sergio Moro, responsable de la investigación del caso Petrobras, ha hecho pública una conversación telefónica en la que Rousseff le avisa de que le hace llegar el documento que justifica su elección como ministro, con el que queda aforado por si le detienen. El Gobierno se escuda en la posible ausencia de Lula a su nombramiento oficial para hacerle llegar el documento pero la imagen del país vuelve a quedar en entredicho.

Sin embargo, no es la única grabación que deja a Lula en mal lugar. En los años 80, el político se quejaba de la escasa equidad existente en el país y consideraba que en Brasil “cuando un pobre roba va a la cárcel, pero cuando lo hace un rico se vuelve ministro”. Estas declaraciones de hace 30 años se vuelven ahora contra Lula, que ha defendido una y otra vez su inocencia. Sin embargo, al blindarse en una cartera ministerial lo único que consigue es perder credibilidad.

Varios son los indicios que señalan a Lula como parte de la trama de Petrobras, lo que según el experto en Latinoamérica significa que “la justicia funciona” pese a que algunas de las medidas de Moro sean un tanto excesivas. En cualquier caso, el hecho de haber detenido a senadores y empresarios, supone que está haciendo su trabajo. Esto lo ha convertido en el héroe nacional de millones de brasileños.

Para ellos, la petrolera estatal suponía un orgullo nacional y el hecho que la hayan enturbiado con la corrupción no hace sino hacer crecer sus recelos hasta la clase política. En cualquier caso, Lula ha llegado para estimular la economía para que vuelva a crecer, aunque la recesión es profunda y la desconfianza, enorme.

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