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El caso Petrobras salpica la campaña electoral de Hugo Chávez

Estación de servicio de Petrobras

Mônica Moura, esposa y colaboradora de Joao Santana, jefe de campaña de varios líderes latinoamericanos, ha asegurado que la constructora brasileña Odebrecht hizo pagos ilegales a las campañas electorales de varios países como la del fallecido presidente Hugo Chávez en 2011. Mônica Moura, esposa y colaboradora de Joao Santana, jefe de campaña de varios líderes latinoamericanos, ha asegurado que la constructora brasileña Odebrecht hizo pagos ilegales a las campañas electorales de varios países como la del fallecido presidente Hugo Chávez en 2011.

La declaración de la publicista, que ha tenido lugar en Curitiba, en Paraná, ha sido divulgada de forma íntegra por su abogado, que ha cedido los documentos a la prensa. No han sido pocos los medios latinoamericanos que se han hecho eco de ello.

Según los archivos, Moura ha dado a conocer pagos ilegales también en la campaña presidencial de José Eduardo Santos en Angola hace cuatro años y maniobras similares en una campaña electoral en Panamá, aunque no ha dicho de quien se trataba.

Moura y Santana se entregaron de modo voluntario a las autoridades el pasado martes tras regresar de República Dominicana donde estaban trabajando para la campaña de Danilo Medina, al que han asesorado en otras ocasiones. Igual que a los brasileños Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, al salvadoreño Mauricio Funes, al peruano Ollanta Humala y a los venezolanos Nicolás Maduro y el fallecido Hugo Chávez.

Ha sido precisamente Chávez, entre otros, el que se ha convertido en protagonista de la investigación después de que Moura afirmarse haber sido aconsejada para pedir a un ejecutivo de la constructora brasileña, Fernando Migliaccio, aportar fondos ilegales a la campaña que podrían haber ascendido a 750.000 dólares.

Todo esto supone un nuevo golpe para la presidenta Rousseff, que se ha refugiado en Chile, donde se reunirá con su par Michelle Bachelet. Las dudas sobre ella no hacen más que multiplicarse, la opinión pública considera que algo debía saber de todo lo que se fraguaba en la empresa estatal Petróleos Brasileños (Petrobras).

La investigación ha señalado que Petrobras licitaba grandes obras a constructoras e ingenierías, como Odebrecht, y que de lo presupuestado se desviaban cantidades de manera sistemática para sobornar a empresarios y políticos del país. En este caso se trata de una supuesta financiación ilegal.

Si a ello se le suma la enorme crisis en la que se encuentra el país, que Rousseff es incapaz de sofocar ya que no cuenta con los apoyos necesarios, y con la crisis del petróleo, todas las miradas reprobatorias apuntan al Gobierno. Precisamente allí, no están demasiado tranquilos, pues temen que la trama involucre tanto a la mandataria como a su antecesor.

A pesar de ello, el ministro de Justicia brasileño, José Cardoso, ha querido dejar claro que las cuentas de la campaña de la mandataria fueron declaradas ante la Justicia Electoral y no presentan irregularidades. A pesar de ello, las dudas no hacen más que crecer en la opinión pública, y Rousseff no deja de recibir noticias al respecto prácticamente a diario.

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