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Petrobras pierde la supremacía en las aguas profundas del Atlántico

Estación de servicio de Petrobras

El Senado de Brasil ha aprobado un proyecto de ley que limita la participación de la empresa estatal Petrobras que pone fin a la situación que permitía a la petrolera ser la única operadora en la explotación de las reservas que se encuentran en aguas muy profundas del océano Atlántico. El Senado de Brasil ha aprobado un proyecto de ley que limita la participación de la empresa estatal Petróleos Brasileños (Petrobras) que pone fin a la situación que permitía a la petrolera ser la única operadora en la explotación de las reservas que se encuentran en aguas muy profundas del océano Atlántico.

Este proyecto ha salido adelante con 40 votos a favor y 26 en contra y ha sido presentado por la oposición, en la persona de José Serra. La medida termina con la obligación que tenía Petrobras de tener el 30% de participación en cualquier proyecto de explotación de persal de la zona.

Ahora podrá participar en un mayor número de proyectos, puesto que puede tener una participación menos a esta cifra. Aunque supone un nuevo golpe para la petrolera estatal, como señala Bloomberg, a la que los opositores han acusado de no contar con las medidas necesarias para explorar este petróleo.

Como no podía ser de otro modo, el Partido de los Trabajadores (PT) , al que pertenece Dilma Rousseff, ha votado en contra y ha criticado duramente la medida, al considerar que supone renunciar a la soberanía del país sobre estas reservas de oro negro.

Por su parte, los defensores de la propuesta la consideran una necesidad, puesto que “protege los intereses estratégicos de Petrobras al eliminar la carga de operar todos estos campos” ha asegurado el senador Romero Juca, del partido de Renan Calheiros, presidente del Senado.

La petrolera estatal sigue siendo fuente de disgustos para la presidenta Rousseff y su entorno. A la situación en extremo complicada a la que se enfrenta el oro negro, que ha vuelto a caer tras la negativa de Arabia Saudí a reducir su producción, la corrupción que asola a la empresa no hace sino ampliar su cartera de investigados.

Hace unos días se supo que el antiguo jefe de la campaña tanto de la mandataria como su antecesor en el cargo, Luiz Inácio Lula da Silva, entre otros líderes latinoamericanos, Joao Santana había sido arrestado por su implicación con el caso de sobornos de la estatal que implica tanto a empresarios como a políticos por igual.

En concreto, y a grandes rasgos, la investigación señala que Petrobras licitaba grandes obras a constructoras e ingenierías brasileñas y que de los presupuestos de miles de millones de reales se desviaban enormes cantidades de modo sistemático para sobornar a empresarios y políticos del país.

Desde que se diera a conocer la trama, la presión se ha ido incrementando cada vez más sobre la mandataria, que ha sido señalada una y otra vez como conocedora de la madeja que se iba tejiendo en el seno de la compañía estatal.

Si a ello se le suma la precaria situación económica en la que se encuentra el país y las dudas sobre la última gestión de la mandataria es un fardo muy pesado el que debe cargar la presidenta, en mínimos de popularidad.

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