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Lupita Ye y La Refalosa

Lupita Ye y La Refalosa

Por mucho que se empeñen tipos duros de la causa ‘wasp’ -blancos, anglosajones y protestantes, ya saben-, como el omnipresente precandidato presidencial republicano Donald Trump, hay muchos puntos en común entre México y EEUU. Como demuestra, la música de Lupita Ye y La Refalosa. Por mucho que se empeñen tipos duros de la causa ‘wasp’ -blancos, anglosajones y protestantes, ya saben-, como el omnipresente precandidato presidencial republicano Donald Trump, hay muchos puntos en común entre México y EEUU. Como demuestra, la música de Lupita Ye y La Refalosa.

Un producto del sur del país anglosajón y a la vez del norte de la nación hispana. O más bien de esa larga frontera que comparten y en la que nunca habrá un muro lo suficientemente sólido como para impedir la interacción entre dos comunidades hermanas. Gracias, entre otras cosas, al tesoro cultural común que les han legado las décadas de historia.

Lupita Ye reside en Los Angeles y obtiene la materia prima para su propuesta de folk electrónica, justamente de ese filón. Una mina, aparentemente inagotable, de la que ya han extraído unos cuantos diamantes otros tipos, de vocación más acústica, como ’Flaco Jiménez’ o Ry Cooder.

La cabeza visible de La Refalosa parte, por lo tanto, de ese puerto común, pero su carta de navegación lleva indicaciones diferentes que definen, de momento, otra ruta y, probablemente, conduzcan su música a otros parajes, aún inexplorados que servirán para agrandar el mapa.

Ella reformula, además, el cancionero más florido de algunos grandes autores latinoamericanos para devolverlo a las calles en las que nació. Y quiere poner el arte, el suyo ty el de los demás, de nuevo al servicio de la causa más noble: el empoderamiento del pueblo y el cultivo de la solidaridad fraternal que propician las canciones.

Juntos a estos nobles propósitos hay también una oferta musical clara y definida que tiene su razón de ser, por supuesto, en la mezcla inteligente de los sonidos propiciados por las nuevas tecnologías y la palpitación centenaria de los viejos instrumentos acústicos. Una fusión más complicada de lo que parece y que esta artista realiza con solvencia y naturalidad. Sean curiosos y presten atención a su propuesta.

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