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Los ‘veteranos chavistas’ se vuelcan en las redes sociales para pedir el voto

Bandera de Venezuela

Lejos de las pantallas y bajo perfil, el ex militar y director de ideología de lo que fuera el Comando Maisanta, utiliza las redes, la web y dicta conferencias para alertar sobre la urgencia de reconquistar al rebaño perdido. Para Izarra el trabajo ideológico evitará la derrota electoral. Lejos de las pantallas y bajo perfil, el ex militar y director de ideología de lo que fuera el Comando Maisanta, utiliza las redes, la web y dicta conferencias para alertar sobre la urgencia de reconquistar al rebaño perdido. Para Izarra el trabajo ideológico evitará la derrota electoral. Pero el tiempo apremia y esa no es una medicina de acción inmediata.

Le preocupan los descontentos, los indecisos. O eso parece. Le preocupa que la debilidad en la formación ideológica del pueblo empuje a perder terreno en la Asamblea Nacional. William Izarra está en campaña. Quiere que la militancia del Psuv se active desde abajo y que salga a la calle a evangelizar: a recuperar a la oveja descarriada, al chavista que vive confundido pensando que las colas para comprar comida, que la escasez de papel tualé y de medicinas son producto de la gestión presidencial. No camarada, es la guerra económica, la operación tenaza… Cualquier vaina menos Nicolás Maduro.

Ayer, miércoles 25 de noviembre, el teniente coronel de la aviación y creador del Centro de Formación Ideológica, ha estado activo en Twitter. Tiene el calendario a mano. Sabe que queda poco tiempo para remontar la cuesta: “Considero necesario que en estos 11 días que faltan para el 6D los revolucionarios se entreguen a captar indecisos y afectados por la guerra”.

La guerra, por supuesto, es la que ha emprendido la derecha y el maligno capital contra el sueño revolucionario. Ese poder que tiene el enemigo para hacer desaparecer la harina de las arepas, la carne, el azúcar, el café y hasta las medicinas de la quimioterapia. Es un adversario colosal, temible, capaz de hacer dudar a quien no tiene convicciones sólidas, a quien no ha entendido que la ruta al paraíso socialista incluye enfrentar la adversidad: “La tarea del revolucionario en estos 11 días es ganar por lo menos a 1 indeciso. Eso pasa por sensibilizar su espíritu y alimentar su idea”, tuitea Izarra a sus más de 48 mil seguidores: “Para sensibilizar el espíritu y alimentar la idea de un indeciso hay que tener conocimiento de teoría revolucionaria y hablar con el corazón”.

Al indeciso, dice el estratega que ha pasado muchos años en esta labor de formación, hay que recordarle que sin importar cuanto le moleste la escasez y la inflación, esto que hay es lo mejor. Porque, como ya ha notado, no todos son locos de la oposición:

-“El mensaje de votar por la Revolución ya está procesado en los chavistas; ahora hay que insistir en los que están fuera del chavismo”.

– No todos los que están fuera del chavismo son opositores irracionales. Hay entre ellos pensantes que razonan ante ideas serias y sensatas”

-“Considero que ideas serias y sensatas son las que apuntan las estadísticas de la inclusión y las perspectivas de los programas sociales”

-“Son ideas serias y sensatas la precisión de las causas reales de las colas, precios altos, control del abastecimiento y de la distribución”

-“El blanco de la campaña de ahora en estos 11 días tiene que ser mantener a los convencidos y captar a los críticos e indecisos”.

A Izarra le preocupa el asunto desde ya unas cuantas semanas. No es un actor político de pantalla ni aparece en las cadenas presidenciales, pero ha sido constante y su interpretación del momento refleja que puertas adentro del Psuv ya no se sienten tan confiados ni cómodos: “Debemos emular la práctica de los evangélicos, salir casa por casa a llevar el mensaje y fortalecer la opinión pública que tanto se ha visto afectada por factores externos”, dijo en octubre durante un foro realizado en Maracaibo.

“El revolucionario, a sabiendas de las contradicciones que se dan en el escenario concreto, no se desvanece. Sigue de pie dando la cara. Por esto es que el revolucionario comiéndose la verdes, paleado, apabullado y aturdido no puede claudicar ni detenerse a mitad de camino. El falso rojo claudica si ve que no va a ganar y por lo tanto salta la talanquera y se transmuta entre los sectores opositores. El revolucionario sigue de pie aunque lo ignoren. Su lucha no es por el pragmatismo sino por ideales, sentimientos y Patria Soberana”.

Eso también escribió Izarra en su blog. Su lectura de la desesperanza podría ser cierta: una base sólida de ideología serviría para contener la fuga de adeptos. Pero ese cemento tarda mucho en solidificarse y hace rato que el dique deja escapar el agua. Esa señora que una vez bailó contenta “Chávez corazón de pueblo” ya no está tan risueña si sus días pasan de Bicentenario en Bicentenario. Haga la prueba camarada, vaya a evangelizar en la cola del supermercado. Pero elabore mejor sus argumentos: esquivar las responsabilidades ya es cuento viejo. Y no hay que subestimar el poder de la rabia.

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