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Moris

Moris

A finales de la década de los setenta, un músico argentino de nombre Moris, llegó a Madrid. Tras su estancia en esta ciudad, el rock urbano del ‘foro’ dio un paso de gigante gracias a él, que contribuyó a que los músicos españoles se atrevieran a expresarse en su propia lengua. A finales de la década de los setenta, un músico argentino de nombre Moris, llegó a Madrid. Tras su estancia en esta ciudad, el rock urbano del ‘foro’ dio un paso de gigante gracias a él, que contribuyó a que los músicos españoles se atrevieran a expresarse en su propia lengua.

Moris se enfrentaba al público en solitario, armado de una Gibson SG marrón y unos cuantos pedales. Y empezó a darse a conocer sobre el escenario de M&M, una discoteca peculiar. Allí fascinó a todo el que fue a verlo. Nadie había tenido noticia de que era posible hacer algo así.

¿Era un cantautor? Quizá, pero tocaba rock and roll. Adaptaciones de clásicos, o piezas de cosecha propia, en las que era capaz, además, de reflejar con unas letras precisas y fáciles de entender, la realidad social que le rodeaba.

Aquello hacía pensar y también era bailable: ¿la cuadratura del círculo? Por si faltaba algo más, estaban las baladas y los medios tiempos. Melodías hermosas, en cuyos textos había una descripción romántica y apasionada de la capital de España, casi comparable a las viñetas de Lou Reed sobre Nueva York.

¿Pero funcionaría aquello más allá de los pequeños locales? Lo hizo. Moris era letal en las distancias cortas, porque sabía crear una complicidad total con el público. Sin embargo, un día le vimos, solo como siempre, con su SG y sus pedales en el escenario enorme de una plaza de toros abarrotada. Y también allí puso a todo el mundo a bailar.

Un tipo enorme que, además, pudo dejar el rastro de aquellos años que vivió en estado de gracia en ‘Fiebre de Vivir’, un disco que grabó aquí con la ayuda de los Tequila gracias al ‘Mariskal’ Romero y a Chapa, el sello que dirigió. Van a reeditarlo en vinilo. No se lo pierdan. Es una de las obras maestras del género. Sin lugar a dudas.

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