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Lole Montoya

La década de los setenta del pasado siglo enfilaba su final. Franco había muerto. Y en el sur, la voz cristalina de Lole Montoya, entonces acompañada a la guitarra por el gran Manuel Molina, era capaz de conseguir que las nuevas generaciones de la época se ‘engancharan’ al flamenco. La década de los setenta del pasado siglo enfilaba su final. Franco había muerto. Y en el sur, la voz cristalina de Lole Montoya, entonces acompañada a la guitarra por el gran Manuel Molina, era capaz de conseguir que las nuevas generaciones de la época se ‘engancharan’ al flamenco.

Ella procedía de una familia flamenca. Era hija, de ‘La Negra’, una de las cantaoras más relevantes del género, y del bailaor Juan Montoya. Y el, había introducido vitaminas ‘andalusíes’ a la propuesta rockera de Smash, uno de los primeros grupos de aquel ‘rock andaluz’ que tanto prometía. Aunque terminará en nada.

Unían así, lo mejor de los dos mundos y grabaron un disco, ‘Nuevo Día’, en Gong, el sello que dio cobijo a las principales figuras de la canción de autor antifranquista de aquel tiempo. La grabación fue un gran éxito de crítica y público. Sobre todo por el valor y la musicalidad con la que se subían al escenario en cualquier plaza.

Y eran tiempos eclécticos y aventureros para la música, en los que era posible ver subidos en el mismo escenario a un grupo salvaje de blues eléctrico, un mago de la psicodelia, y un dúo, estos Lole y Manuel, que armados de una voz y una guitarra de cuerdas de nylon conseguían conjurar ante su público toda la magia de la música.

El mundo ha cambiado mucho desde entonces, pero en sus últimos giros parece dirigirse de nuevo hacia aquel viejo punto de partida. Y, por fortuna para todos nosotros, la voz pura de Lole Montoya sigue ahí dispuesta a recordarnos que no hay tiempo para la nostalgia, porque los grandes artistas nunca abandonan.

Si quieren comprobarlo acérquense al Teatro Gran Vía de Madrid el próximo 26 de mayo. Un día en el que Lole se encontrará una vez más con sus seguidores madrileños. Aquellos que acompañaron sus principios y nunca la han olvidado y, ¿por qué no?, las nueva generaciones de artistas que no pueden permitirse el lujo de no conocerla.

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