Se llama Paz Ferreyra, pero todo el mundo la conoce como Miss Bolivia. Y es la nueva figura emergente de la escena del pop en Argentina, gracias a la buena aceptación que ha concedido el público a su peculiar mezcla de estilos. Se llama Paz Ferreyra, pero todo el mundo la conoce como Miss Bolivia. Y es la nueva figura emergente de la escena del pop en Argentina, gracias a la buena aceptación que ha concedido el público a su peculiar mezcla de estilos.
Antes de lanzarse al vacío y dedicarse a cantar, o a rapear, era psicóloga y productora de televisión, según cuentan algunos artículos publicados sobre ella en la prensa local.
Pero de eso hace ya ocho años largos. Un tiempo en el que esa sabrosa receta que integra la cumbia, el folklore y el reggae, con el hip hop y el pop se ha fraguado a fuego lento.
La artista explica que las inflexiones de estos ritmos aportan una métrica que le resulta perfecta para introducir sus rimas. De modo que el ‘mix’ surge de un modo natural y fluye libremente.
Pero el camino ha sido duro. Marcado por un mercado decreciente y desconfiado y la necesidad de recurrir a la autoedición. Hasta que finalmente, con el apoyo de la multinacional Sony, parece a punto de llegar a las masas.
Su último disco, hasta el momento, se llama ‘Miau’ y está lleno de canciones-manifiesto dispuestas para iluminar las conciencias. Reivindicativa, feminista y combativa, Miss Bolivia no tiene miedo a abordar ningún tema, por polémico que sea.
