«La poesía es un arma cargada de futuro». Eso decía Gabriel Celaya, en un hermoso poema que Paco Ibáñez, convirtió en canción. Y sus palabras vuelven a convertirse en disparos de sentido común en las manos de nuevos activistas como los vallisoletanos Curioso Periplo. «La poesía es un arma cargada de futuro». Eso decía Gabriel Celaya, en un hermoso poema que Paco Ibáñez, convirtió en canción. Y sus palabras vuelven a convertirse en disparos de sentido común en las manos de nuevos activistas como los vallisoletanos Curioso Periplo.
Allí, en la ciudad condenada al silencio por el alcalde León de la Riva, también suena, quizá a su pesar, la música y la poesía de entusiastas militantes de la cultura como este dinámico dúo cuya trayectoria aún es corta, pero ya ha sido muy intensa.
Capaces de mezclar músicas diversas y sonoridades equidistantes, y cómplices de ‘raperos’ de alto voltaje como Al Phi Kid, Nicolás de Torres, Carlos Paniagua y Gaspar Francés, se han convertido en sólo dos años en una referencia inevitable a la hora de hablar de la canción de autor de Castilla y León.
Con una formación que combina las voces, la guitarra y el saxo, con la pintura realizada en directo y un cierto aire de ‘perfomance sesentera’, los conciertos de esta banda son unos acontecimientos imprevisibles que no suelen defraudar a la afición.
Ayer mismo, volvieron a demostrarlo al cerrar con una interesante actuación, la tercera jornada del Curso ´La cultura de la crisis y la crisis de la Cultura’, organizado por la Universidad de Valladolid y el Ateneo Jesús Pereda. Ya saben: vivimos tiempos duros pero aún no es el momento de tirar la toalla.
Y quizá por eso sería bueno franquear el paso a grupos como Curioso Periplo, que avanzan con la sabiduría intuitiva de la juventud. Ellos son otra muestra más de que quienes se apresuraron a enterrar la canción de autor bajo una montaña de olvido y mimetismo ‘anglosajonizante’, han vuelto a fracasar en el intento.
