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Comienza la batalla por la televisión mexicana

Carlos Slim, ausente

Carlos Slim, magnate mexicano

El sector de la televisión vive cambios en México, empezando por la licitación de dos televisiones en abierto del Instituto Federal de Telecomunicaciones cuyo fin es acabar con el ‘bipolio’ en el que se encuentra el sector. Siete son los candidatos, pero Carlos Slim no se encuentra entre ellos. El sector de la televisión vive cambios en México, empezando por la licitación de dos televisiones en abierto del Instituto Federal de Telecomunicaciones cuyo fin es acabar con el ‘bipolio’ en el que se encuentra el sector. Siete son los candidatos, pero Carlos Slim no se encuentra entre ellos.

Y es que el hombre más rico de México está mucho más interesado por la televisión de pago. Así las cosas, y pese a que los nombres de los candidatos no han trascendido, mucho se ha especulado al respecto y otras tantas cosas han ocurrido.

Como el caso de Germán Larrea, propietario de Grupo México, un gigantesco y rentable emporio minero. El llamado ‘Rey del Cobre’, con una fortuna de 14.700 millones de dólares, ha sido expulsado con cajas destempladas del consejo de administración de Televisa. La orden procedió de su dueño, Emilio Azcárraga Jean.

El dueño de Televisa se ha sentido furioso al darse cuenta que Larrea había pujado por una de la televisiones en abierto a escondidas. “Es un acto de deslealtad”, han asegurado desde la cadena y le han expulsado.

Estos son algunos de los detalles que han trascendido de este proceso que terminará en el primer trimestre de 2015, cuando se conozca el fallo de la licitación, que s lo bastante atractiva como para que todo México se interese por ella. En concreto, el sector genera 3.500 millones de dólares anuales en publicidad en abierto y otros 500 millones en venta de contenidos.

Así lo ha señalado la consultoría The-CIU, que añade que el acceso a este caudal no es fácil. El precio base de la cadena es de 70 millones de dólares y además debe pagarse la denominada ‘fianza de seriedad’, de 34,5 millones. A ello debe sumarse el coste de crear una televisión (entre 150 y 200 millones) y la presentación de un proyecto de programación que promueva e incluya la difusión de contenidos nacionales, regionales y locales.

Si dejamos esto de lado, como recuerda el diario español El País, el mayor desafío para los futuros jugadores radica en la madurez del propio sector, donde campan a sus anchas dos grandes competidores: Televisa (en torno al 45% audiencia, 70% publicidad) y Televisión Azteca (20% audiencia, 30% publicidad).

Así las cosas, no es de extrañar que el propio Instituto Federal de Telecomunicaciones espere que las nuevas cadenas puedan llegar a ocupar, si nada cambia, el 8,5% del mercado en 2020.

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