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Ayo

La cantante alemana, de ascendencia nigeriana, Ayo conquistó ayer Madrid con un espectacular concierto en la sala But que, a tenor de la unanimidad al respecto de crítica y público augura próximos y más multitudinarios recitales. La cantante alemana, de ascendencia nigeriana, Ayo conquistó ayer Madrid con un espectacular concierto en la sala But que, a tenor de la unanimidad al respecto de crítica y público augura próximos y más multitudinarios recitales.

Joy Olasunmibo es una guitarrista más que aceptable, controla muy bien los ritmos y posee el ‘flow’ necesario para rappear con contundencia si llega el caso. Aunque, por encima de todo eso, es dueña de una voz potente y cálida a la vez que maneja con destreza.

Esas características, a las que habría que sumar una notable presencia física y un buen control de los tiempos escénicos, permiten a esta artista conectar perfectamente con un público que hace suyo casi desde los primeros compases de la actuación.

¿Las canciones? Quizá pudieran mejorarse, pero aguantan el tirón. Y lo cierto es que Ayo es capaz de ofrecer en cualquiera de sus conciertos una especie de catálogo acelerado de los estilos más contundentes de la música negra de los últimos tiempos.

Y no sólo en su vertiente jamaicana o estadounidense, quizá las ramas estilísticas más conocidas de este frondoso árbol sonoro. Hay, por supuesto, soul elegante, algo de reggae, mucha Motown, y un adecuado toque de hip hop.

Pero Joy Olasunmibo no se queda ahí. Evoca a los grandes de la música africana como Fela Kuti con algunas incursiones certeras por el más puro ‘afrobeat’ y hasta se atreve con Rodríguez, ese músico de Detroit que también le debe el éxito mundial al continente africano.

Sus tres ‘bises’ finales fueron apoteósicos. Primero ‘Down on my knees’, su canción má popular y después ‘Ticket to the World’ y ‘Fire’. Un colofón perfecto para una velada intensa y más que satisfactoria.

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