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El Financial Times acusa a Maduro de haber arruinado Venezuela

El petróleo no es chavista

Venezuela lleva más de una semana en el foco de todos los medios de comunicación internacionales a causa de las protestas que la oposición está protagonizando en las calles. El Financial Times ha emitido su particular veredicto. Venezuela lleva más de una semana en el foco de todos los medios de comunicación internacionales a causa de las multitudinarias protestas que la oposición está protagonizando en las calles, y que ya han dejado al menos seis muertos. El Financial Times ha emitido su particular veredicto: el chavismo ha arruinado una de las fuentes petrolíferas del mundo.

En un artículo firmado por Andrés Schipani, desde Bogotá, y John Paul Rathbone, desde Londres, el diario británico explica que el gobierno que actualmente lidera Nicolás Maduro, el heredero ideológico del fallecido Hugo Chávez, se ha preocupado más de la política que de la buena gestión económica de sus enormes recursos. “El gran problema para PDVSA [la petrolera estatal venezolana] es la voracidad fiscal del Gobierno”, asegura David Vought, director de la consultora IPD Latin America, uno de los expertos citados por el rotativo.

Y es que, según informa el periódico, los fondos de PDVSA van muchas veces destinados a pagar programas sociales que, en última instancia, ayudan a Maduro a mantener el apoyo de las clases más populares. Sin embargo, ¿cuánto podrá durar esta situación? Porque la producción venezolana está en caída libre, y eso significa que hay menos dinero para gastar en importaciones mientras que la inflación se sitúa ya en el 56%. Por eso la oposición es cada vez más numerosa. Y agresiva.

De hecho, la producción de Venezuela se encuentra actualmente en los tres millones de barriles diarios, cuando hace una década esta cifra se situaba en los 3,1 millones. Pero ese descenso no es la única clave de la ecuación. Las cifras oficiales informan que de esos tres millones de barriles, 310.000 van a parar a China en concepto de pago por ayudas, y otros 400.000 se venden a aliados como Cuba a un precio mucho más barato que el que marca el mercado mientras que otros 600.000 son para consumo interno.

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