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Los magnates agrícolas de Argentina se pasan al sector energético

Ante el crecimiento en el consumo de biocombustible que se ha registrado en los últimos meses y el que se espera a corto plazo, son muchos los empresarios agrícolas argentinos que han decidido utilizar su terreno para plantar caña de azúcar o soja, materias primas a partir de las que se puede obtener carburante ecológico cara a la exportación. El último ejemplo de esta tendencia es el de la empresa Viluco, propiedad de la familia Lucci. La firma inaugura hoy una planta industrial donde se producirá aceite ecológico de soja con el apoyo de la presidenta Cristina Fernández, que estará presente en la puesta en marcha. Ante el crecimiento en el consumo de biocombustible que se ha registrado en los últimos meses y el que se espera a corto plazo, son muchos los empresarios agrícolas argentinos que han decidido utilizar su terreno para plantar caña de azúcar o soja, materias primas a partir de las que se puede obtener carburante ecológico cara a la exportación. El último ejemplo de esta tendencia es el de la empresa Viluco, propiedad de la familia Lucci. La firma inaugura hoy una planta industrial donde se producirá aceite ecológico de soja con el apoyo de la presidenta Cristina Fernández, que estará presente en la puesta en marcha.

Se trata de una planta en la localidad de Frias en Santiago de Estero, zona situada al norte de Argentina y su instalación ha costado un total de 90 millones de dólares. Con esta ubicación se pretenden aprovechar los cultivos de soja de una zona que, por si sola, produce el 10% del total nacional.

Según el presidente del grupo Lucci, Daniel Lucci, el proyecto creará 200 puestos de trabajo directos y alrededor de 1.000 puestos indirectos. Cuando la planta funcione plenamente, demandará un millón de toneladas de soja con las que se espera producir 200.000 toneladas de biodiesel de las que dos tercios estarán destinados a la exportación.

Además la empresa generará una gran cantidad de harina de soja, producto utilizado en piensos de engorde animal y para la producción de huevos.

La actividad de esta planta de tratamiento de soja comenzará el próximo 4 de enero, momento en el que toda la cadena de producción estará lista.

El proceso comprende tres fases: la primera de acopio de la materia prima, que ya está lista; la segunda consiste en “crushing” de la soja, es decir en extraer el aceite del grano y transformar el residuo sólido en harina y por último la parte de ransesterificación, que consiste en convertir el aceite en biodiesel.

El grupo Lucci ya ha puesto en marcha proyectos de este tipo con anterioridad. A principios de octubre, inauguró la primera planta de biogas a partir de biomasa en la Argentina, con una inversión de tres millones de dólares. Se trata de un conglomerado de empresas dedicado al desarrollo de la citricultura, de caña de azúcar, a la agricultura en general y a la ganadería. Es la mayor productora de cítricos de Argentina.

Con la apertura de la planta industrial de Frias, la familia Lucci pretende aprovechar los pronósticos por los que Argentina registrará unas exportaciones de biodiesel que superarán el millón y medio de toneladas en 2010.

El biodiésel argentino tiene como destino casi exclusivo el mercado exportador estimulado por los beneficios impositivos de tasas de retención efectiva del 14 por ciento: la alícuota del impuesto se aplica sobre el precio FOB a la que se descuenta el propio derecho de exportación y al resultado luego se le deduce un reintegro del 2.5%. Las retenciones del aceite de soja son del 32 por ciento y el poroto está gravado por un 35%.

La producción mundial de biodiésel se proyecta para el 2010 en 19.2 millones de toneladas lo que representa un aumento de un 20% respecto a este año. Alemania será el mayor productor mundial con 2.73 millones de toneladas.

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