Quizá sólo dos tipos tan inquietos como Javier Paxariño y Nono García podían atreverse a releer la cartilla de Paco de Lucía sin sonar predecibles y rutinarios. Y lo han hecho recientemente en una serie de conciertos mágicos, celebrados en el Café Central de Madrid. Uno de los pocos santuarios de la música con mayúsculas que quedan en la capital de España. Quizá sólo dos tipos tan inquietos como Javier Paxariño y Nono García podían atreverse a releer la cartilla de Paco de Lucía sin sonar predecibles y rutinarios. Y lo han hecho recientemente en una serie de conciertos mágicos, celebrados en el Café Central de Madrid. Uno de los pocos santuarios de la música con mayúsculas que quedan en la capital de España.
El sendero abierto a finales de la década de los 70 por el maestro de Algeciras en el que se planteaba un viaje hacia el entendimiento ármonico y rítmico del flamenco y el jazz no siempre ha transitado por parajes tan prometedores como los aficionados esperaban. De ahí, la importancia de la propuesta de Paxariño y García. Un sonido electrizante que hace explotar todos los lugares comunes del género.
