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EL NUEVO MODO

Apertura al largo plazo

Comienzo de modo desacostumbrado, agradeciendo a muchos la atención e interés -también la polémica- por la serie de los siete artículos anteriores -agobiantes y con impacto emocional, para mí-; pero, de tan buena acogida entre lectores, medios y analistas. Comienzo de modo desacostumbrado, agradeciendo a muchos la atención e interés -también la polémica- por la serie de los siete artículos anteriores -agobiantes y con impacto emocional, para mí-; pero, de tan buena acogida entre lectores, medios y analistas.

Hoy voy a un texto más placentero, en tanto informa los adelantos del principal proyecto entre manos: el Proyecto Bicentenario, de la Asociación Venezolana de Rectores Universitarios (AVERU), cuya redacción me ha correspondido.

El Proyecto Bicentenario es la plataforma conceptual, abierta a todos, para el avance sostenido a un país distinto. Por eso el título del artículo. Venezuela no tiene tradición establecida de elaboraciones al largo plazo. Mucho menos, abiertas a todos.

El objetivo intermedio del Proyecto es inventariar el nivel y calidad del avance de la nación a la disponibilidad de un Proyecto de País resultante de las iniciativas de todos los proponentes interesados.

A través de esas iniciativas, los proponentes deberán dar respuesta a aspectos como su visión del país a mediano y largo plazo, su diagnóstico de la situación de la cual se parte, la estructuración que proponen para el proceso de tránsito de la situación de partida a la visión que proponen y la posibilidad de formas para llegar a concretar un acuerdo nacional útil al logro de un proyecto consensual.

El resultado de la fase de apertura deberá entenderse como el estado del proceso de actualización del Proyecto Nacional Venezolano, de cara al reto de un esfuerzo de ingeniería social dirigido a un acuerdo nacional sobre un modelo satisfactorio a la mayoría del país, frente a los dilemas actuales. Lo planteamos en términos de “lograr un camino al consenso con rumbo a la reconciliación nacional”.

Se puso a disposición un conjunto de modos de comunicación, permanentemente abiertos. Se han recibido cerca de 370 comunicaciones y unos 30 aportes de contenidos. De igual forma, algunos materiales impresos y dos libros, también relacionados. Eso, aunque haya más, es bastante.

El acopio de materiales está bajo el cuidado del Grupo de Tareas de AVERU para el Proyecto Bicentenario, del cual formamos parte, junto a valiosos venezolanos, y constará en un resumen, en pausada elaboración, que se pondrá a disposición de todos.

La convicción es que “lo peor que puede pasar a una nación luego de la salida de cualquier forma de totalitarismo y unas transiciones -inevitablemente problemáticas-, no son la improvisación inicial o las transiciones mismas, llenas de incertidumbre, riesgos y acechanzas, sino no proseguir sosteniblemente a una consolidación de la democracia, con sus logros en los planos del avance cultural, el progreso económico-social y la madurez político-institucional. Lo que sucede a Venezuela desde antes de 1.998 –los problemas nacionales no comenzaron ese año- es, precisamente, el resultado de la deficiente gestión del largo plazo del ciclo democrático iniciado en 1958. Eso no puede volver a ocurrir (…)

Lo expuesto, con su dramatismo, no es un problema a futuro. No es sólo un tema para cada gobernante por venir. Es, para nosotros, un reto y una oportunidad ahora. Parte importante del modelo político que puede demostrar la superioridad de la alternativa democrática es la disponibilidad, no sólo de un riguroso proyecto de largo plazo, sino de las garantías para su honra. Y eso hay que mostrarlo al país. El Proyecto de País no puede ser un trámite, un ritual a cumplir, para ganar seriedad. Tiene que ser, antes que nada, un compromiso firme de muchos.

Frente a una oferta de “futuro” –muy concreta, aunque terrible- que ya nos ha retrotraído a un pasado oscuro, la nueva democracia –así queremos verla- debe, en este preciso momento, demostrar -a todos los electores- su amplio potencial de creación de bienestar a largo plazo, en el sentido más integral.

Junto con ello -claro que sí- los apropiados listados y diagnósticos de problemas del presente y el mediano plazo y las orientaciones y adelantos del programa de gobierno inicial. El cual, forzosamente, deberá ser un programa para una apropiada transición democrática. Pero, es otro horizonte. Limitado, para los fines de interés a nuestra iniciativa. No es vano recordar que la atención del corto plazo nos mantiene siempre atados a él”. No podemos repetir la historia.

*Santiago José Guevara García

[email protected] / @SJGuevaraG1

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