Medioambiente

Brasil celebra la limpieza de la bahía de Guanabara, donde comenzó su historia

Río de Janeiro recupera sus playas: la bahía de Guanabara renace tras décadas de contaminación.

Bahía de Guanabara

Bahía de Guanabara

Después de años en los que el litoral de Río de Janeiro era considerado casi impracticable para bañistas, las aguas de la bahía de Guanabara muestran señales de recuperación. La reactivación de infraestructuras clave, sumada a iniciativas locales, ha hecho posible que playas históricamente prohibidas para el baño vuelvan a ser disfrutadas por residentes y turistas.

La historia oficial afirma que Gaspar de Lemos -hay quienes dicen que fue Gonçalo Coelho- descubrió la bahía de Guanabara el primer día del año 1502, y creyendo que se trataba de la desembocadura de un gran río, llamó al lugar Rio de Janeiro.

Ese día, no sólo nació la célebre «cidade maravilhosa», sino Brasil, el quinto país más grande del mundo, cuya historia también ha estado ligada a la explotación y a la degradación de los recursos naturales.

“Cuando revertimos los vertidos, la naturaleza hace su trabajo y se regenera”, afirma un portavoz de Águas do Rio, al destacar los avances crecientes en los informes de balneabilidad.

La contaminación en las aguas de Río, que fue capital del país hasta 1960, ha sido un problema histórico para el Gobierno local, encargado de administrar los residuos cloacales de 6,7 millones de habitantes, a los que se les suman otros siete millones de turistas anuales.

La zona de la bahía de Guanabara es también emblemática por servir de afluente de tres ríos, entre ellos el Carioca -gentilicio de la ciudad-, que fueron desviados para preservar el mar, que dista a unos 10 minutos del centro cívico de la ciudad.

«Estamos cercados por montañas, el Pan de Azúcar, el puente Niterói y el Cristo Redentor. Casi todos los puntos turísticos son visibles desde la playa de Flamengo. Además de la posibilidad de entrar en la bahía de Guanabara y de poder pegarse un baño sin temer por el agua, es lo que más valoro», cuenta a la Agencia Sputnik Cacau GP, profesor de gimnasia y ocho veces campeón nacional de Frescobol -juego de paletas-, el deporte más popular de las playas brasileñas.

El hombre, de 59 años, es nacido y criado en el barrio de Flamengo, cuya playa es testigo de una recuperación histórica de las aguas de la Bahía, tras 40 años de contaminación. Hoy, Cacau celebra poder sumergirse «tranquilamente» y sin riesgos.

Todo ello ocurrió gracias a la reactivación del Interceptor Oceánico, que captura aguas residuales y pluviales, que luego desembocan en el emisario submarino de Ipanema. El ducto, abandonado durante 52 años, estaba obstruido con 3.000 toneladas de residuos, que fueron retirados este año, permitiendo el funcionamiento pleno de la estructura.

La contaminación acumulada durante décadas convirtió a Flamengo y Botafogo en “ciénagas urbanas”, símbolo de un modelo de desarrollo sin control

La experiencia se está repitiendo en otras playas hasta ahora vedadas para el baño, como Gloria, Botafogo y la Isla del Gobernador, todas en la misma Bahía de Guanabara.

En 2021, las aguas de la playa de Flamengo sólo estaban aptas para el baño en el nueve por ciento de los días, durante los meses de junio, julio y agosto; época invernal en Brasil, aunque con temperaturas atmosféricas que pueden alcanzar los 30 grados.

En 2025, la aptitud de las playas alcanzó el 100 por ciento y la mejora también puede notarse en el ecosistema.

«Hace mucho tiempo atrás, cuando era un niño, llegué a ver tortugas, pero nunca más las había visto en mi vida. Últimamente no sólo vi tortugas sino también gaviotas y delfines costeros, más adentro de la bahía», afirma Cacau.

La mejora ambiental también ha reactivado el turismo local, incrementando la presencia de visitantes nacionales y extranjeros en la zona sur de la ciudad

Un buceo realizado días atrás por un equipo de la señal RJ2 -que pertenece al multimedio O Globo- también acusó la presencia de cangrejos, hipocampos, peces globo y erizos, entre otras especies, así como también de especies invasoras, en lo que puede considerarse un bioindicador de la recuperación.

La nueva disposición de playas aumenta la oferta turística y de esparcimiento en una ciudad en la que sobran lugares para visitar.

Incluso, la calidad de las aguas de Flamengo supera a las populares Ipanema y Leblon, cuyos análisis apenas alcanzan el 40 por ciento de balneabilidad.

La bahía vuelve a respirar: las especies marinas regresan, la población se reconcilia con su costa y el paisaje recupera su equilibrio natural

La recuperación de Flamengo fue recibida con beneplácito por la opinión pública, que pasó de llamarle «ciénaga» a «Caribrejo», o «caribe do Brejo» (pantano caribeño).

La puesta en valor también incluye el refuerzo de la seguridad en el Parque de Flamengo, un sitio elegido por runners y atletas, pero también por delincuentes, que encuentran un entorno ideal para cometer delitos, aprovechando la inmensidad verde y despoblada.

«La propia administración cuida no solo del parque sino también de la playa y la cuestión de la limpieza», festeja Cacau, quien, al final del día, y luego de golpear con su paleta a una pequeña pelota de goma infinidad de veces, vuelve a su casa contento por pertenecer, también él, «a ese mundo de Río de Janeiro que siempre fue del turismo».

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