El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva ha decidido responder por la vía diplomática y legal al último movimiento comercial de Donald Trump, quien desde este miércoles ha impuesto aranceles indiscriminados de hasta el 50% a importaciones procedentes de Brasil.
Según ha confirmado el Ministerio de Exteriores brasileño, ya se ha presentado una petición de consultas ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) para exigir explicaciones a EEUU, a quien acusa de romper las reglas del comercio internacional.
El Ejecutivo brasileño alerta de que esta medida podría afectar a una amplia gama de productos, aunque no se han detallado aún los sectores específicos perjudicados. En cualquier caso, Brasil sostiene que las nuevas tasas superan los límites arancelarios establecidos en el marco de la OMC, lo que constituiría una violación flagrante de los compromisos suscritos por Washington.
Brasil insiste en el diálogo, pero se prepara para ir más allá
Pese a la dureza de la queja formal, el Gobierno brasileño ha reiterado su voluntad de mantener abierta la vía del entendimiento: “Brasil está dispuesto a negociar”, se lee en el comunicado oficial. La propuesta pasa por entablar consultas bilaterales en las próximas semanas, aunque aún no se ha fijado ni fecha ni lugar para ese posible encuentro.
No obstante, el Ministerio de Exteriores ha dejado claro que, si Estados Unidos rechaza el diálogo, Brasil se reserva el derecho de solicitar la creación de un panel que resuelva la disputa bajo los procedimientos establecidos por la OMC.
Lula denuncia una medida política y defiende la economía nacional
El conflicto se desató la semana pasada, cuando Trump anunció los nuevos aranceles sin aviso previo. En ese momento, el presidente brasileño, Lula da Silva, manifestó estar “abierto al diálogo”, pero advirtió que su Gobierno no se quedaría de brazos cruzados. “Vamos a proteger nuestra economía nacional y responder con firmeza a estas medidas de carácter político”, señaló.
Estas declaraciones refuerzan la tesis de Brasil sobre el trasfondo ideológico de la decisión de Trump, en un momento marcado por tensiones crecientes en el comercio internacional y un claro viraje proteccionista por parte de EEUU, que ha generado preocupación entre numerosos socios comerciales.