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Alemania busca reclutar personal de enfermería de América Latina

Pérez Victoriano opina que una de las claves del éxito de la integración del personal de enfermería extranjero es el apoyo prestado por la institución de acogida.

El enfermero brasileño Alessandro Gomes, de 33 años, aprende alemán en un curso intensivo en la escuela de idiomas "Baukurs" de Río de Janeiro. Así se prepara para su nuevo trabajo en Leipzig, en el este de Alemania. Foto: Joao Gabriel Alves/dpa

El enfermero brasileño Alessandro Gomes, de 33 años, aprende alemán en un curso intensivo en la escuela de idiomas "Baukurs" de Río de Janeiro. Así se prepara para su nuevo trabajo en Leipzig, en el este de Alemania. Foto: Joao Gabriel Alves/dpa

El mexicano Herbert Otoniel Pérez Victoriano no se llevaba bien con el clima, la comida y el idioma al principio, cuando llegó a Alemania desde un pueblo indígena de la soleada Oaxaca.

Desde hace más de cuatro años, el enfermero trabaja en el hospital Charité de Berlín, en la sección de neumología e infectología, como uno de los cientos de enfermeros mexicanos llegados a Alemania.

Hace cuatro años, el entonces ministro de Salud, Jens Spahn, estuvo en México en busca de personal, ante la escasez de trabajadores cualificados en Alemania. Recientemente, el ministro alemán de Trabajo, Hubertus Heil, también visitó Brasil con el mismo propósito,y el lunes viajará a India, donde también se centrará en los especialistas en tecnología de la información.

En su tiempo libre, Pérez Victoriano comparte experiencias e información en un blog de Facebook con otros cuidadores hispanohablantes que quieren emigrar a Alemania. «Hasta ahora puedo decir que la realidad ha superado mis expectativas personales», comenta el joven de 32 años a dpa.

«Sin embargo, también he conocido a compañeros que fueron engañados por empresas privadas de colocación o que vinieron a Alemania y no consiguieron lo que les prometieron».

Pérez Victoriano opina que una de las claves del éxito de la integración del personal de enfermería extranjero es el apoyo prestado por la institución de acogida.

Lo más difícil es el idioma, dice Pérez Victoriano, que cursó cinco años de enfermería en México. «Trabajamos en una profesión en la que tienes que hablar mucho: explicar cosas al enfermo, quizá corregirlo si hace algo mal o darle instrucciones sobre cómo utilizar un aparato médico. Puede ser un poco frustrante cuando se tienen los conocimientos pero uno no puede expresarse».

A principios de junio, el ministro de Trabajo Heil visitó un centro de formación de la Universidad Católica de Brasilia (UCB), en Brasil, y firmó un memorándum de entendimiento para una «inmigración justa» con su homólogo brasileño Luiz Marinho.

De este modo, se simplificarán las estructuras para fomentar el intercambio de trabajadores cualificados. La Agencia Federal de Empleo de Alemania considera posible la contratación de hasta 700 enfermeros al año.

La Fundación Alemana para la Protección del Paciente se muestra escéptica. «La contratación estatal de personal de enfermería extranjero ha sido un fracaso durante décadas», afirma su director, Eugen Brysch, al tiempo que reclama un análisis de costes y beneficios.

Brysch sostiene que hace tiempo que el Tribunal Federal de Cuentas debería auditar todos los gastos. Dado que en Alemania hubo 44.000 enfermeros diplomados sin trabajo en 2022, Brysch añade que, en primer lugar, es necesario hacer los deberes en casa.

Sin embargo, según el presidente de la Asociación Alemana de Hospitales, Gerald Gass, paliar la escasez de personal no es posible sin inmigración.

«Actualmente no se pueden cubrir en los hospitales al menos 31.000 puestos en cuidados generales e intensivos. Sin enfermeros y enfermeras del extranjero, esta cifra sería mucho mayor», afirma Gass, al tiempo que reclama mucha menos burocracia en la homologación de títulos, la expedición de visados y que desaparezcan muchas otras trabas.

Los enfermeros Iris Amora, de 28 años, y Alessandro Gomes, de 33, están aprendiendo alemán en un curso intensivo en Río de Janeiro para prepararse para sus nuevos trabajos en Alemania. A partir de finales de julio trabajarán en una clínica de Leipzig, en el este de Alemania.

Ambos dicen que las difíciles condiciones de trabajo y los bajos salarios de Brasil les hicieron dar el paso. «Es muy agotador tener que atender a pacientes sin recursos ni material suficientes», señala Amora. «Además, como el coste de la vida en Brasil es muy alto y no ganamos bien, la mayoría de quienes se dedican a esta profesión tienen más de un trabajo».

Ella y Gomes nunca han salido de Brasil, relata Amora. «Esto también es un gran cambio. Estamos dejando nuestras vidas aquí para ir a un lugar donde no conocemos a nadie», agrega Gomes.

Aunque saben que el personal de enfermería tampoco cobra sueldos especialmente altos en Alemania, esperan una mejor calidad de vida que en Brasil en cuanto a educación, seguridad y transporte público. «Queremos aprovechar nuestra oportunidad».

Por su parte, Gass, de la organización hospitalaria, recalca que hay algo que Alemania no debe hacer a pesar de todos sus esfuerzos: robar trabajadores cualificados a otros países con los mismos retos demográficos.

Björn Gruber, de la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ), asegura respecto al programa de contratación llamado Triple Win: «La Agencia Federal de Empleo y la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional GIZ solo contratan profesionales de enfermería si los socios gubernamentales de los países de origen están de acuerdo, teniendo en cuenta la situación del mercado laboral en el país de origen».

En Brasil hay unos 2,5 millones de enfermeros, según la asociación profesional Confen. La tasa de desempleo en el sector superaba el diez por ciento en 2021.

A finales de ese año, 236.000 profesionales extranjeros del sector estaban empleados en Alemania sujetos a cotizaciones a la seguridad social, según datos gubernamentales, y la mayoría de ellos procedían de Europa. Ese mismo año llegaron a Alemania 2.109 enfermeras de Brasil y 652 de México.

En opinión de Gass, el debate sobre la escasez de personal de enfermería cualificado debería adoptar otro tono: «En general, tenemos que comunicar al público que la enfermería es una profesión exigente, satisfactoria y significativa, absolutamente a prueba de crisis y ahora también bien pagada. Los constantes informes negativos o incluso las distorsiones completamente falsas de salarios de miseria son contraproducentes».

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