En concreto, los sectores que más apoyan la medida son las personas declaradas como de izquierda (97,2 por ciento de apoyo) y de centro (85,9 por ciento). No obstante, la medida también es aprobada entre los que se declaran de derecha, aunque en menor medida (57,4 por ciento).
De esta forma, la gran parte de los colombianos manifiesta su apoyo a la vía negociada y la paz frente a otras estrategias para poner fin a los grupos armados y la violencia en el país. Esta ha sido una constante de las encuestas de los últimos años, según afirman desde la Fundación Ideas para la Paz.
Preguntados sobre si las condiciones de seguridad mejorarán con las negociaciones propuestas entre el Gobierno de Colombia y las guerrillas, el 26 por ciento de los colombianos creen que mejorarán «mucho», mientras que un amplio 44 por ciento se considera neutral. Otro 27 por ciento cree que las condiciones de seguridad no mejorarán en nada.
Con respecto a si las condiciones de vida de la comunidad mejorarán con las negociaciones, los ciudadanos colombianos se muestran algo más optimistas: el 29 por ciento cree firmemente que sí, el 43 por ciento se considera neutral y un 25 por ciento afirma que no.
En tanto, los colombianos tiene preferencias sobre con qué grupos armados debería dialogar y a cuáles debería someter ante la justicia, según recoge la citada encuesta.
El 59 por ciento de los ciudadanos abogan por dialogar con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), frente al 34 por ciento que prefiere llevarlos a los tribunales. En cuanto a las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el 43 por ciento prefiere el diálogo frente al 49 por ciento que quiere la vía legal.
Con el Clan del Golfo el 37 por ciento de los colombianos prefiere el diálogo, frente a un 55 por ciento que querría procesos judiciales.
En este sentido, el 47 por ciento de los encuestados se ha mostrado en contra de indultar a los jóvenes que conforman la primera línea de las guerrillas, frente a un 45 por ciento que sí les concedería el indulto.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, propuso durante su campaña electoral a la Presidencia implementar una ‘paz total’ que impulsase el inicio de diálogos de paz con organizaciones armadas y de carácter político y finalice «el baño de sangre» al que se habría sometido el país durante más de 50 años.
Tras su aprobación en el Congreso y el Senado, el Ejecutivo colombiano inició el pasado lunes en Caracas los diálogos de paz con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN). En un comunicado conjunto ambas partes aseguraron estar dispuestas a «construir la paz a partir de una democracia con justicia».
