«La verdad es que esta generación ha pagado la guerra», ha lamentado Guedes, quien a pesar de apuntar que Brasil ha experimentado «una recuperación económica fuerte», se ha hecho un «sacrificio» y no se ha subido el salario mínimo.
«No ha habido un aumento real del salario porque durante una guerra es normal que haya pérdidas importantes (…) Estamos peleando para preservar al menos un salario mínimo, para preservar los empleos y la capacidad de inversión del país», ha justificado Guedes durante la presentación de una plataforma para inversores.
En relación a la inversión, el ministro Guedes ha asegurado que el actual contexto geopolítico mundial ha propiciado que Brasil pueda convertirse en nuevo destino para los inversores ya que es capaz de resolver los principales problemas que presenta el sector, a saber, seguridad energética, alimentaria y ambiental.
«Las inversiones vienen precisamente de la mejora del entorno empresarial, no directamente de la venta de una vía férrea o de la venta de un puerto o de una carretera. Las inversiones vienen precisamente por el mejoramiento de la infraestructura y del marco de regulación», ha argumentado.
La decisión de no subir el salario mínimo hará que Jair Bolsonaro se convierta en el primer presidente del país desde el conocido como Plan Real de 1992 que dejará a sus compatriotas con menor poder adquisitivo del que tenían cuando fue elegido jefe de Estado.
Sin contar con la inflación, los brasileños habrán perdido un 1,7 por ciento de su poder adquisitivo, según un análisis encargado por ‘O Globo’ a la consultora Tullett Prebon Brasil. El techo salarial ha pasado de 1.213,84 reales (unos 224 euros) a 1.193,37 (220 euros) entre diciembre de 2018 y diciembre de 2022.