Desde la llegada de la pandemia por COVID-19, el modelo de trabajo del teletrabajo ha cobrado una gran fuerza. Esto se debe a que, con el paso del tiempo, las modalidades de trabajo han evolucionado.
El hecho de teletrabajar puede aportar muchos beneficios a las personas si su contexto es el adecuado, pero también puede ser un arma de doble filo, ya que en algunos casos, además de aumentar el tiempo de convivencia, puede convertirse en una fuente de conflictos familiares. Ana Martín, directora de la consultora Personas y Soluciones, ha creado el programa educativo La Próxima Puerta, un método que ayuda a solventar problemas de esta índole de forma sencilla y efectiva.
Existen múltiples razones que motivan el conflicto
Para muchas personas el teletrabajo ha resultado una modalidad cómoda y beneficiosa para su vida profesional y personal. Para otras, en cambio, ha supuesto todo un reto en la gestión del día a día y de sus recursos. En la mayoría de los casos el teletrabajo ha generado nuevos conflictos, aflorado los que estaban latentes y agravado los que ya eran frecuentes. De hecho, según el Consejo General del Poder Judicial, hasta el tercer trimestre de 2021 el aumento de demandas de separación y divorcio respecto al mismo periodo de 2020 ha sido del 5,6%. Pero además, el incremento en 2020 respecto del año anterior fue del 16,6%. Es cierto que no contamos con estudios que analicen directamente esta correlación, pero es una hipótesis muy probable que exista una relación entre los conflictos motivados por el teletrabajo y el aumento de las discrepancias familiares.
Los asuntos que han motivado el conflicto son muy variados: el uso de los espacios de trabajo, a quién y cuándo le toca usar los dispositivos electrónicos, cuál es el mejor momento para realizar cada tarea o cómo distribuir cada persona su tiempo de trabajo y de tareas del hogar.
Ana Martín explica que las tensiones derivadas de estas situaciones son un caldo de cultivo de conflictos, pues hacen que las necesidades personales como sentirse apoyado o respetado, percibir que tu tiempo y tu trabajo tiene la misma importancia que la de la otra persona, sentir el reconocimiento o agradecimiento, recibir la atención suficiente, cobren más importancia en la discusión que en los intereses en juego, como la toma de decisiones, la gestión de tareas o la resolución de un problema inminente. La discusión termina tratando veladamente sobre nuestras emociones en lugar de sobre el asunto que teníamos entre manos, que se termina convirtiendo en excusa para tratar otros conflictos de fondo que no han sido gestionados en el momento y la forma correctos. No es que una cosa sea más importante que la otra, pero son asuntos diferentes, conflictos diferentes que no deben mezclarse y deben tratarse de forma independiente.
Ana Martín estuvo analizando este tipo de situaciones a través de su programa educativo La Próxima Puerta, que precisamente se lanzó en versión piloto durante el confinamiento. La Próxima Puerta es una herramienta muy efectiva que ayuda a los individuos a resolver sus conflictos de forma satisfactoria sin la necesidad de acudir a terapias y mucho menos a litigios. Muchas veces las cosas son más sencillas de lo que parecen si se cuenta con un método sencillo para entender el problema y resolverlo con una visión estratégica y ecológica. Si las familias hubiesen contado con esa herramienta desde el principio no habría tantos conflictos latentes que afloran en con los nuevos y complican su resolución.
En palabras de Ana Martín, “además de un ordenador, conexión a internet, una mesa y una silla, el teletrabajo debería incluir una herramienta de prevención de riesgos laborales en el hogar, como es La Próxima Puerta. Trabajar en la oficina tiene unos riesgos psicosociales, pero trabajar en casa tiene otros que afectan directamente a todos los miembros de una familia, que terminan escalando el conflicto a un punto de no retorno.”
Este programa educativo permite a las personas identificar la naturaleza y tipología de cada conflicto y comprender las necesidades personales e intereses que se están cruzando, lo que denomina el código P-IN de cada persona. El método establece un “territorio” simbólico con cinco zonas a través del cual deberán localizar la mejor “puerta de salida” al conflicto, utilizando una combinación de 6 posibles acciones con diferentes técnicas que las personas pueden seleccionar según su propio estilo, pero también adaptándose a la respuesta de las otras personas implicadas. No existe ningún tipo de barreras para aprender a usar esta herramienta, ya que Personas y Soluciones, la consultora que dirige Ana Martín, con más de 20 años de experiencia en el sector, ofrece cursos que puedes realizarse tanto de forma presencial como de forma online.
Quizá en el futuro muchas más personas puedan beneficiarse del teletrabajo de forma exitosa si cuentan con una herramienta como La Próxima Puerta para gestionar de forma positiva algo tan inevitable como las diferencias individuales en cualquier núcleo familiar o social.