Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Coronavirus

Quince meses después del inicio de la pandemia

Pocas dudas caben cuando se dice que América del Sur es una de las zonas que más ha sufrido por el coronavirus.

Venezuela

Venezuela economía, Depositphotos.

El coronavirus se encuentra en un aparente retroceso en gran parte del mundo. Gracias al avance de la vacunación masiva -y a pesar de las preocupantes noticias relacionadas con la cepa india– el mundo empieza poco a poco a calibrar las consecuencias económicas de la pandemia -las consecuencias humanas son tristemente palpables- y de paso a proponer medidas más o menos afortunadas.

América del Sur, una de las regiones más golpeadas

Pocas dudas caben cuando se dice que América del Sur es una de las zonas que más ha sufrido por el coronavirus, a pesar de que en un principio parecían estar sobre aviso -la pandemia pasó de Asia a Europa, a la que golpeó con fuerza y rapidez-, la duración y la naturaleza de la crisis sanitaria han hecho imposible mantener a salvo a la población y a la economía.

Pero entre todos los países el caso de Venezuela es especialmente duro, ya que el país gobernado por Maduro llevaba tiempo arrastrando una crisis que parecía imposible en una nación que a mediados del siglo XX recibía inmigrantes bien formados de todo el mundo que llegaban con la esperanza de labrar fortuna en la tierra de las oportunidades, algo que ocurría no pocas veces.

Entre lo oficial y lo oficioso

A pesar de que oficialmente el Covid ha dejado en Venezuela cerca de 3.200 muertes, lo cierto es que es muy difícil de creer que mientras que sus vecinos cuentan los muertos por decenas de miles o directamente por cientos de miles, un país depauperado y con tantas dificultades para conseguir dólares en el exterior haya logrado una de las tasas de muertos más bajas de todo el mundo.

Ante la difícil tarea de obtener datos fidedignos sólo queda hablar de cómo se encuentra su economía en la actualidad, algo más sencillo de calibrar incluso desde el exterior.

El FMI estima que Venezuela ha perdido desde el 2013 más del 80 por ciento de su Producto Interior Bruto -PIB-, lo cual supone uno de los retrocesos más elevados de la historia, y más si se te tiene en cuenta que el país no ha sufrido una guerra propiamente dicha, a pesar de los elevados niveles de violencia, tanto institucional -como denunciaba la propia Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU en Derechos Humanos- como violencia común.

Y sin embargo Venezuela todavía cuenta con las mayores reservas probadas de petróleo, una materia prima que no sólo mueve el mundo y es utilizada para todo tipo de menesteres -algunos de los cuales son de lo más insospechado- sino que ha creado a su alrededor un gigantesco mercado de inversiones, tanto en el mercado de futuros como en plataformas de trading online -plataformas estas últimas en las que se especula utilizando apalancamiento, por lo que debe ser manejado con la debida precaución por sus altos riesgos- así que de alguna forma lo que queda de la sociedad civil venezolana y un gobierno cada vez más acorralado por la comunidad internacional deberán llegar a algún tipo de acuerdo que permita que afluya de nuevo la inversión internacional.

PDVSA, un problema ya antes del coronavirus

PDVSA fue, incluso durante buena parte del chavismo, la joya de la corona de la industria petrolera estatal venezolana. Fuente de ingresos y polo de atracción de talento, la petrolera estatal era la envidia de muchos estados que no cuentan con la bendición -según se mire- de haber sido creados sobre un océano de crudo, algo que en este caso es casi literalmente cierto, ya que, como se ha dicho anteriormente, Venezuela cuenta con las mayores reservas de petróleo que están localizadas. Pero nada queda de la antigua PDVSA, que ha sido maltratada por el régimen bolivariano al ser utilizada para colocar a una clientela que se ha traducido en centenares de miles de salarios públicos improductivos mientras a la vez se le negaba la necesaria inversión, lo cual ha terminado por dejar la infraestructura obsoleta, cuando no totalmente inoperante.

Pero el petróleo ha subido mucho de precio en los últimos tiempos, y si el régimen logra algún tipo de pacto social que calme la violencia y a su vez garantiza la necesaria seguridad jurídica a los inversores extranjeros -dejando el ¡exprópiese! de Chávez en el baúl de los recuerdos- ¿No estarán multitud de petroleras extranjeras más que dispuestas a renovar la infraestructura petrolera venezolana a cambio de un trozo del pastel? Al fin y al cabo, y a pesar de las sanciones estadounidenses, la petrolera norteamericana Chevron sigue operando en Venezuela con gran beneficio.

Más información

Scroll al inicio