El Gobierno brasileño ha emprendido una serie de reformas en el régimen de pensiones de los funcionarios, para aligerar las cuentas públicas. Los cambios suponen un paso previo a una reforma integral de la Seguridad Social, recomendación que hizo el director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, al Gobierno de Rousseff a principios de mes. El Gobierno brasileño ha emprendido una serie de reformas en el régimen de pensiones de los funcionarios, para aligerar las cuentas públicas. Los cambios suponen un paso previo a una reforma integral de la Seguridad Social, recomendación que hizo el director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, al Gobierno de Rousseff a principios de mes.
Los cambios en las pensiones incluyen la creación de un fondo privado de pensiones para los funcionarios brasileños. Este proyecto, olvidado tras su estudio en el Congreso en 2007 por la oposición del Partido de los Trabajadores y el Partido Comunista de Brasil, afectaría únicamente a los nuevos trabajadores públicos que tendrían que aportar el 7,5% de sus ingresos al fondo.
Asimismo, el Gobierno de Dilma Rousseff plantea la necesidad de aplicar restricciones a los beneficiarios de la pensión por muerte, que establecería una edad mínima para que el cónyuge pueda cobrar la asignación o una limitación en el tiempo en que éste recibirá esta asignación.
Sin embargo, esta reforma pretende mantener el esquema que se sigue para el cálculo de la pensión. El sistema de cálculo, que se estableció en el año 1999, tiene en cuenta el valor de la contribución en función de los años cotizados, la edad del beneficiario y su esperanza de vida, que se sitúa en 95 años para los hombres y 85 para las mujeres.
Las reformas de los trabajadores públicos son un ejemplo de la cautela que sigue el Gobierno de Dilma Rousseff antes de plantear una reforma integral de la Seguridad Social, recomendación del Fondo Monetario Internacional para controlar la inflación del país. El tema de las pensiones ha despertado numerosas controversias, pues aunque las población brasileña cuestione, según recoge la prensa local, que los funcionarios se jubilen con salarios muy elevados, las reformas se encuentran con la oposición de los sindicatos.