La secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, ha afirmado este lunes que existen «grandes oportunidades de inversión» entre España y América Latina, a lo que añade que, tras la pandemia, se abrirá una nueva etapa en la que se hará necesaria la colaboración público-privada.
En un informe conjunto firmado por 50 empresarios reconocidos, La Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI) han puesto en valor el papel «clave» del sector empresarial para la reconstrucción de l espacio iberoamericano tras la crisis del Covid-19.
La idea central que sostiene el documento es que, dado el fuerte impacto económico y social que está teniendo y va a tener la pandemia sobre los países de Iberoamérica, la futura reconstrucción debe sostenerse en la mutua confianza y el consenso entre todos los actores sociales.
Así, los organismos defienden la creación de un nuevo pacto social en el que los empresarios están llamados a tener un papel crucial que cumplir, ya que, según el documento, los costes de esta crisis deben compartirse, y no recaer excesivamente en ningún sector concreto.
«De esta crisis no podremos salir si no se crea un clima de confianza entre los gobiernos y las empresas», resalta la presidenta de CEAPI, Núria Vilanova, quien señala que ahora es necesaria la confianza en las políticas de los países iberoamericanos y sus gobiernos para seguir invirtiendo.
«El acuerdo para la recuperación para Europa es una buena noticia para España, el mayor inversor europeo en América Latina y el segundo mundial, y para América, ya el cuarto inversor en España. Más Europa es también más Iberoamérica», agrega Vilanova.
El informe puntualiza que la reconstrucción postpandemia no significa regresar a 2019, sino que se trata de conseguir que emerja una nueva Iberoamérica del siglo XXI, más innovadora, productiva y competitiva, con instituciones transparentes y con la mira puesta en mejorar el capital humano (educación) y físico (infraestructura y logística).
Además, el texto apunta que la pandemia ha acelerado la gravedad de los problemas estructurales preexistentes en la región, de modo que Iberoamérica está «obligada a reinventarse si no desea quedar aislada y en la periferia del desarrollo».