El Ministerio de Salud ha corregido este lunes su último balance diario de casos y muertes por el nuevo coronavirus y tras cifrar las víctimas mortales en 383 ha descendido la misma a 113 y ha explicado que se ha tratado de un «error tipográfico».
Las autoridades sanitarias brasileñas han añadido que dicho error se ha producido al presentar los casos totales de muertes en el estado de Sao Paulo, la región más golpeada por el Covid-19 en Brasil.
Así, tras la corrección, Brasil ha alcanzado 2.575 muertes y 40.581 casos. Sao Paulo cuenta con el mayor número de casos positivos, 14.580, y de víctimas mortales, 1.037; seguido por el de Río de Janeiro, con 4.899 contagios y 422 fallecimientos.
Antes de que el Ministerio de Salud llevara a cabo la rectificación, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue cuestionado por la prensa en las inmediaciones del Palacio de la Alvorada acerca del gran número de muertes que se estaban produciendo en el país a causa del nuevo coronavirus y respondió que él no es «sepulturero».
«Oye, hombre, ¿de quién habla? … Yo no soy un sepulturero, ¿verdad?», respondió, según las imágenes publicadas por varios medios de comunicación.
Este mismo lunes, horas antes, volvió a relativizar los posibles contagios por Covid-19 y aseguró que «el 70 por ciento de la población» contraerá la enfermedad, por lo que «no tiene sentido querer huir de ella».
En ese sentido, Bolsonaro ha insistido nuevamente en que la pandemia y sus consecuencias han sido «potencializadas», pues, ha dicho en alusión a los medios de comunicación, se llevó «el temor y la histeria» al público.
«Llevaron el temor al público, la histeria. Y no es cierto. Estamos viendo que no es cierto. Lamentamos las muertes, pero es la vida. Todos moriremos», dijo.
Una idea que ya defendió el mes pasado tras pasearse por Brasilia, en donde estuvo departiendo y saludando a algunos de sus partidarios contraviniendo así las recomendaciones de distanciamiento social marcadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), defendiendo que la muerte es algo que llega a todo el mundo y que al virus hay que encararlo «como un hombre» y «no como un niño».